jueves, 21 de mayo de 2009

Sugerencia de vino... 2005.
Algunas ideas sobre Seda.

Novela minimalista, con todos los elementos narrativos, pero sintetizados. Es un poema con bellos pasajes. Se resuelve finalmente, como la vida, con la muerte. En la novela hay vida, amor y muerte. Hay poesía, hay aventura, hay problemas existenciales.

Presenta amores concretos e ideales. Hervé Joncour hace cuatro viajes a Japón en busca de huevos de gusanos de seda, que constituyen el elemento productivo de la ciudad «La-ville-dieu», en el centro de algún lugar perdido en la Francia del siglo XIX. En el relato se mezclan elementos históricos, la guerra de Japón, el descubrimiento de los antibióticos, con Pasteur y la presencia imperecedera de Flaubert.

La novelita tiene musicalidad, se repiten bellamente ciertos pasajes, tal como el viaje que hace de ida y venida al "fin del mundo". En cada viaje, el lago Baikal recibe distinto nombre popular: el mar, el demonio, el último y el santo. Se reducen al mínimo los pensamientos de los personajes y se magnifican sus gestos (¿Qué diría Kundera?)

Baldabiou, el hombre de edad indeterminada que establece el negocio de la seda en Lavilledieu y que deja al azar del «manco» (su alter ego en el billar), su partida del pueblo. Y, que además, saca de su posible carrera militar a Hervé para convertirlo en aventurero importador de los huevos de gusanos. Hélène, la enamorada esposa joven, bella francesa que también escribe la sintética, muy trópica y hermosa carta transcrita por Madame Blanche, la meretriz y matrona del mejor burdel de la región. Hara Kei y su misteriosa mujer, personajes transcritos de la realidad aunque históricamente incorrectos, al menos en lo que respecta a la temporalidad.

Un par de citas a recordar: «Era (...) uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla». (p. 11). «...dibujado en el agua, le parecía ver el inexplicable espectáculo, leve, que había sido su vida.» (p. 125).