martes, 20 de noviembre de 2012

La soledad de los números primos de Paolo Giordano


Las últimas veces que he comprado libros, me he puesto en neutro al entrar a la librería. Sin nada concreto en mi mente, encuentro los libros sin mayor búsqueda o será más bien que ellos me encuentran a mí. Como que ahí estaban, esperándome desde hace un tiempo. La soledad de los números primos me tomó por sorpresa, no esperaba que fuera el libro que fue. Tal vez fue la asociación con términos matemáticos la que me atrajo, o será la palabra soledad. Lo cierto es que me gustó de principio a fin, me atrapó y me recordó etapas de la vida que aunque parecen distantes dejaron una cicatriz tal vez más profunda de lo que creemos. Me he quedado meditativa sobre mi propia historia, sobre los eventos (fuertes, o sumatoria de eventos poco evidentes) que marcan un punto de inflexión en la ya compleja existencia de los que vemos el mundo (el mundo de la infancia, la adolescencia a la que fuimos confinados) de forma distinta. Sobre esa soledad que nos acompaña a los que de alguna forma nos hemos sentido –o nos seguimos sintiendo– no pertenecientes por una u otra razón, voluntaria o no.

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